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INTRODUCCIÓN

La Unión Europea ha progresado en la unión monetaria, comercial e industrial, ha suprimido las fronteras interiores y ha permitido la libertad de circulación, pero todo eso no ha ido acompañado de una mayor integración en seguridad interior. Desde comienzos de siglo, la Unión Europea ha conseguido avanzar en este ámbito, en gran parte debido a situaciones de crisis, como los atentados terroristas, que han evidenciado la incapacidad de los Estados miembros para ofrecer respuestas nacionales adecuadas. Pero ese avance ha sido intermitente, a impulsos, muy intenso inmediatamente después de alguna de esas emergencias, para ir difuminándose poco a poco en los periodos de tranquilidad. La falta de continuidad se ha debido, entre otras razones, a cierta falta de voluntad y compromiso de las autoridades nacionales, siempre reticentes a ceder parte de lo que consideran soberanía nacional. Con la ausencia de grandes atentados terroristas en estos últimos años, han sido las amenazas derivadas de la invasión rusa de Ucrania las que han vuelto a agilizar el proceso de integración en seguridad interior. Pero sigue sin ser suficiente. Es preciso seguir progresando, y para ello se deben poner en marcha las medidas ya aprobadas, que se pueden complementar con otras. [...]

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